Las primeras lecturas son dirigidas por padres y maestros, los niños escuchan con interés las historias reales e imaginadas que los adultos leen con deleite. Escoger adecuadamente estas lecturas y sistematizarlas, crearán en el niño el hábito más saludable y los proveerá de un fundamento efectivo para una formación estética y ética favorable. Corazón de Edmundo de Amicis, El pequeño príncipe de Antoine de Saint-Exupéry, Pinocho de Collodi, Los cuentos de los hermanos Grimm, todo Hans Christian Andersen, Alicia en el país de la maravillas, la revista La Edad de Oro, proyecto singular de José Martí, Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, son los antecedentes de esa genial producción contemporánea que conforman obras como La familia Mumin. Pipa medias largas, Momo, La historia interminable o los gustados libros de Carlo Frabetti. Un padre y una madre amorosos acercarán al niño a un placer distintivo, a un lujo sin excesos en la selección y conformación de su pequeña biblioteca inaugural. Luego vendrán los días de aventuras, los viajes de descubrimientos y aquí la lista sería igualmente extensa. Julio Verne, Emilio Salgari, Rudyard Kipling, Jonathan Swift, Daniel Defoe, Alejandro Dumas estarían gravitando como planetas en el espacio y el tiempo esencial del adolescente.
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