miércoles, 30 de junio de 2010
"Ospedale delle Bambole"
Las muñecas se operan en Roma
Dos artesanos devuelven la vida a los juguetes rotos en un minúsculo negocio, en la plaza del Populo de Roma
30.06.10 - 02:17 -
'Ospedale delle Bambole'. Suena bonito, tan bien como su cometido: restaurar lo que el paso del tiempo ha deteriorado. A una le falta el brazo, otra cojea; alguna ha perdido el cristal que iluminaba su mirada... Son achaques propios de la edad, aunque se trate de simples muñecas.
Esta particular clínica está muy cerca de la plaza del Populo de Roma. No podía ser de otra manera. La Ciudad Eterna también preserva los juguetes que un día fueron objeto de deseo de los más pequeños o que adornaron vitrinas de las casas de la gente bien. «Hasta los años sesenta, las muñecas no eran un juguete, sino un objeto para contemplar por su belleza. Ahora se maltratan», se lamenta Federico Squatrito. Junto a su madre, Gelsomina, de 76 años, regenta un minúsculo negocio escondido en el número 29 de la via Ripetta.
En medio de un mar de tiendas de ropa y de bocadillos pensados sólo para atraer el dinero fácil de los turistas, los dos propietarios y únicos empleados de 'Restauri Artistici Squatriti, Ospedale delle Bambole' trabajan doce horas diarias, «con tranquilidad pero con la tensión de devolver la vida al objeto», es decir, su forma original. Para ello, Federico frota con lija, pero con delicadeza, el rostro herido de una muñeca de porcelana. «A ver si no le queda cicatriz», dice este cirujano plástico de una 'celebritie' de fantasía.
No sólo juguetes
Peponas, soldaditos de plomo mutilados en legendarias batallas, aquellas a las que los niños jugaban cuando no había 'playstation'... juguetes de siempre, pero también vasijas, ánforas etruscas e, incluso, un vaso de cerámica pintado por Picasso se mezclan en este taller de una familia que transmite, de generación en generación, el arte de resucitar objetos olvidados en algún desván.
'Squatriti' recibe a 1.200 clientes al año y repara cuatro o cinco piezas al día. Los encargos llegan a Roma de ciudades tan lejanas como Nueva York, Tokio o Moscú. Es normal. Federico y Gelsomina no son unos doctores cualquiera. No se conforman con recomponer fracturas o cerrar heridas. Cuando las muñecas, de cerámica o de cartón, han recibido el alta, sus dueños se llevan también un libreto con el diagnóstico y los cuidados que precisa el paciente.
http://www.ideal.es/granada/v/20100630/sociedad/munecas-operan-roma-20100630.html
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