miércoles, 8 de julio de 2009
Un piloto pone a prueba su pericia al tener que descender de 4.500 pies de altura directamente a la A-44 Un piloto toma tierra en mitad de la Autovía
Ramón Suárez, con sólo 80 horas de vuelo, tuvo que realizar un descenso forzoso en plena A-44 debido a una avería en su avioneta · El aparato se quedó en el kilómetro 144, a la altura de la localidad de Padul
C. Rodríguez/ Granada | Actualizado 06.07.2009 - 19:06
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La avioneta se quedó entre el carril de salida y el arcén del kilómetro 144, a la altura de Padul.
A partir de hoy en los manuales para pilotos debería existir un apartado que explicase cómo aterrizar en plena autovía de la Costa, un domingo en pleno mes de julio y salir indemne de la odisea. Ramón, un joven almeriense con tan sólo 80 horas de vuelo, podría escribir el capítulo porque ayer fue el protagonista de la que podría ser la nueva entrega de Aterriza como puedas. Un hazaña increíble.
Ramón Suárez, de 38 años, se encontraba pasadas las cinco de la tarde a 4.500 pies del suelo en una avioneta, junto a su mujer, cuando comenzó a notar "una pérdida de presión y que el aeroplano empezaba a descender".
Contra todo pronóstico, no se puso nervioso y al instante tuvo a reaccionar. "Básicamente, lo que hice fue aplicar los primeros recursos cuando te ocurre un fallo de este tipo... pero ante la falta de respuesta del aparato, decidí empezar a planear y a buscar un campo para intentar aterrizar, no me quedaba otra". Ramón cuenta su historia con tranquilidad pero es consciente de que la suerte ayer estuvo de su lado.
No estaba tan tranquila su compañera, María, que se encontraba durmiendo justo en el momento en el que la avioneta comenzó a fallar. "Su reacción fue la de coger la radio y comenzar a lanzar el mensaje de socorro hacia la torre de control del aeropuerto de Granada... sólo la escuchaba decir Mayday, mayday, mayday -palabra clave que se usa desde un avión en peligro de estrellarse-". Sin embargo, para esos momentos y en medio del caos, el joven piloto lo tenía claro. Los campos que tenía a su alcance estaban plagados de cables y, sorprendentemente, en ese momento la autovía estaba tranquila. "No me quedaba otra que aterrizar en plena carretera", cuenta. Y eso hizo.
Recuerda que sólo un coche rojo circulaba delante de él y otros tantos por detrás -pero a una amplia distancia-. "Si el conductor del vehículo rojo se hubiera percatado o asustado y hubiera parado o algo así, podríamos haber chocado, pero no se dio cuenta y pude realizar un aterrizaje normal", apunta. Eso sí, en plena autovía. La avioneta quedó en el carril de salida del municipio de Padul ocupando parte del acceso de salida y del arcén, lo que provocó el corte temporal del acceso hasta que trasladaron el aeroplano a una explanada.
El final de esta película parece de cuento. Ni heridos, ni daños materiales. Es más, cuentan testigos presenciales que un piloto de Iberia, al ver la avioneta en la calzada, se paró y quedó sorprendido de la habilidad de Ramón (que pretende ser piloto comercial) al realizar el aterrizaje. Le dio su tarjeta. Y así terminó todo. Algo que podría haber sido un desastre se quedó en una de esas historias que dejan claro que a veces los milagros existen.
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