¡Que viene el lobo!
Jaén es una de las pocas provincias españolas donde aún existen manadas; en la Sierra de Andújar quedan unos 60 ejemplares
LORENA CÁDIZ
| JAÉN
¡Que viene el lobo!
A lo largo de la historia se ha creado una mala reputación, o más bien el hombre se ha encargado de que la figura del lobo esté rodeada de temor y de respeto. Es cierto que sus ataques puntuales al ganado no han ayudado mucho, pero tampoco nuestra cultura y tradición han tratado de cambiar esa imagen, sino más bien todo lo contrario. «¿A dónde vas Caperucita?, le preguntó el lobo con voz ronca». Esta es una de las primeras frases del cuento que todo niño ha escuchado o leído alguna vez en su vida. Un cuento que es parte de nuestra tradición, repleta de alusiones a la supuesta perversidad y agresividad del lobo.
Dicen los expertos que todas estas creencias se deben a una milenaria pugna entre el lobo y el hombre, ya que en el fondo son dos especies que compiten por los mismos recursos alimentarios, pero esto tampoco termina de ser del todo creíble, ya que hay otras culturas donde el lobo juega un papel fundamental. Hay que recordar, por ejemplo, el mito de Rómulo y Remo, amamantados por una loba y a quienes se les atribuye la fundación de la ciudad de Roma. También los indios norteamericanos ven en el lobo un honorable competidor, al que respetan y admiran.
Sea como sea y sea por la razón que sea, lo cierto es que al lobo no le ha ido muy bien a lo largo de su historia. Prueba de ello es que a día de hoy en España es una especie vulnerable y en Andalucía está prácticamente en peligro de extinción. Sus peores enemigos han sido siempre la caza y los cebos envenenados y esto ha dado al traste con una especie que es parte fundamental de los ecosistemas a los que pertenece.
Jaén es una de las pocas provincias andaluzas y españolas en la que habitan lobos. Según explica el delegado provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Castro, la población de lobos que existe en Jaén está concentrada en la Sierra de Andújar, parte de Sierra Morena, donde se registra el total del censo de lobos que hay en Andalucía.
En total, en Jaén se calcula que la población ronda las 15 manadas, lo que se traduce en aproximadamente 60 lobos. Desde el año 2003, la Junta de Andalucía desarrolla un programa específico de protección a esta especie.
El programa consiste básicamente en hacer un seguimiento a las manadas. Técnicos de la Delegación se dedican a realizar esperas auditivas, que no es otra cosa que reconocer los aullidos de cada uno de los lobos. También se hacen entrevistas a los guardabosques, a los ganaderos o incluso a los cazadores; en la Sierra de Andújar existen puntos fijos de observación, se realizan recogidas de excrementos y se hacen investigaciones de los ataques a ganado.
Un ataque en 3 años
Aunque lo cierto es que gracias a este programa se han reducido tanto los ataques al ganado como, en consecuencia, los ataques de los ganaderos a los lobos, según los datos que maneja la Delegación, en 2008 se contabilizó un ataque a dos cabezas de ganado por parte de lobos y este ha sido el único en los últimos tres años.
«Por cada cabeza de ganado que un lobo ataca, la Junta entrega una ayuda a los ganaderos de entre 120 y 150 euros», aseguran desde la Junta.
Cierto es que el último ataque conocido a ganado en la provincia de Jaén fue en Zocueca, pero en este caso se trató de una manada de perros salvajes que acabaron con la vida de 30 animales degollados. Lo malo es que este mismo ganadero ha visto ya hasta en cuatro ocasiones morir a sus animales a causa de estos perros salvajes.
El trabajo actual por parte de la Administración está enfocado a la recuperación de esta especie, aunque ello no sea tan fácil. «La mayor dificultad es con los cachorros, porque el periodo de cría de los lobos coincide con el periodo de más movimiento en Sierra Morena, tanto por la transhumancia como por la temporada de caza».
La acción del hombre
En general, son muchas las dificultades que se presentan dentro del trabajo de conservación y recuperación de esta especie. La Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico enumera alguna de estas dificultades. Entre ellas está la acción del hombre. Según la asociación, la principal causa de mortalidad de los lobos es por este motivo. Muchos lobos son abatidos ilegalmente durante el ejercicio de la caza. El furtivismo supone al menos un 40% de la mortalidad total, pudiendo alcanzar hasta el 87% en determinadas zonas de España.
La alteración del hábitat es otro de los motivos que dificultan su conservación. Desde carreteras y autovías hasta instalaciones como los parques eólicos, que cambian el paisaje, pueden ser perjudiciales para esta especie. La tercera cuestión es la de la incompatibilidad entre el ganado y los lobos. En este caso, la Asociación apuesta por políticas de prevención y de compensación a los ganaderos, y lo cierto es que el programa que existe en Andalucía está basado en estos dos principios.
Diversidad genética
Y por último, también es clave conservar la diversidad genética de las poblaciones de lobos, pues determina la capacidad de adaptación de la especie a los posibles cambios en el medio. La muerte de un individuo genera, por sí sola, una disminución de la diversidad genética, que si es elevada (numerosa mortalidad), puede reducir la probabilidad de supervivencia de la población, incrementando poco a poco el riesgo de extinción. Si además existen diferentes barreras físicas que impiden un flujo continuado de ejemplares, pueden aparecer problemas de conectividad y por tanto, de aislamiento. En poblaciones pequeñas o aisladas, la reproducción entre individuos emparentados (con una composición genética similar), implica que las enfermedades y las deficiencias genéticas puedan ser más frecuentes en los descendientes.
http://www.ideal.es/granada/20090304/cultura/viene-lobo-20090304.html
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